Tema 3: Apuntes de Literatura medieval

 TEMA 3: LITERATURA MEDIEVAL


La Edad Media comienza con la caída del Imperio Romano en el 476 y termina con la toma de Constantinopla por los turcos en 1453. Durante estos siglos se instaura en Europa el feudalismo; un régimen basado en la desigualdad con una mayoría de pueblo sometido y analfabeto y una nobleza con muchos derechos  y pocos deberes. Sólo los monjes de los monasterios estudiaban los restos del saber clásico escrito en latín.

El hecho cultural más importante de esta etapa en Europa es el nacimiento de las lenguas germánicas y románicas que desarrollarán posteriormente las diversas literaturas nacionales. Durante la Edad Media se tuvo poco conocimiento de las literaturas griega y latina: eran pocos los que dominaban las lenguas clásicas y tenían acceso a las bibliotecas de  los monasterios; además, aquella literatura pagana no era válida para la época medieval, regida por el teocentrismo.

En la Edad Media cada género surge en relación con cada uno de los estamentos sociales:

  • los ideales de la nobleza son recogidos en los cantares de gesta que el pueblo escucha admirado. Más tarde, al convertirse en una nobleza mas cortesana que guerrera, se origina la lírica amorosa provenzal y los poemas caballerescos.

  • La Iglesia opta por una literatura moral y religiosa.

  • La burguesía, desde el siglo XIV, se decanta por los relatos humorísticos y satíricos en prosa.

  • El pueblo llano entona cancioncillas líricas, de transmisión oral, la mayoría de ellas perdidas.

Un rasgo que caracteriza la literatura medieval es la sustitución de los mitos por las leyendas; unos y otros combinan personajes y acontecimientos auténticos con otros que no lo son, pero las leyendas no se refieren a un tiempo primigenio ni tratan de dar respuesta a los grandes interrogantes del hombre. Las leyendas formaron parte de la literatura oral y luego se adaptaron a la escrita. 

La Edad Media se cierra en el siglo XV con el Prerrenacimiento, movimiento de transición en el que se observa cierta apertura, un interés de nuevo hacia el ser humano y una vuelta a la tradición y al pensamiento clásico.

2.1 Narración en la Edad Media: cantares de gesta y poemas caballerescos. Los cuentos.


Cantares de gesta

Eran largos poemas que narraban hechos gloriosos protagonizados por un héroe. El pueblo, que no sabía leer, aprendía así la historia fabulada de su país y se enteraba de los acontecimientos más importantes. La transmisión oral, a cargo de los juglares, permitía añadir, quitar o reelaborar pasajes de acuerdo con los gustos del público, de ahí que quepa considerarlas obras de autores individuales, sino creaciones colectivas que, sobre un fondo histórico, a veces muy leve, se haya sobrepuesto la pura ficción literaria. Los cantares de gesta más importantes son Los Nibelungos en Alemania, la Canción de Roldán en Francia y nuestro Poema de Mío Cid, todos ellos de entre los siglos XI y XIII.




Poemas caballerescos


A mediados del siglo XII triunfa en Francia un tipo de narraciones cultas llamadas novelas cortesanas en las que el protagonista es un caballero que se enfrenta a grandes peligros para lograr la fama, la perfección moral y el amor de su dama. Se trata de la antesala de las novelas de caballerías del XV, que se diferencian de los cantares de gesta en los siguientes rasgos: sus héroes actúan individualmente, sin ejércitos que los acompañen y siempre lo hacen por motivos personales. La mujer es una pieza fundamental en el desarrollo de la acción. Son obras cultas, destinadas a la lectura, no a la recitación. Todos sus argumentos giran en torno a lo que se ha denominado materia de Bretaña –porque su acción suele desarrollarse en esta región francesa- o ciclo del rey Arturo, porque sus protagonistas, los caballeros de la Tabla Redonda, pertenecen a la corte de este rey. El autor más destacado fue Chretién de Troyes (segunda mitad del s. XII). Hay varios núcleos temáticos recurrentes: los amores entre Lanzarote y la reina Ginebra, esposa de Arturo, los encantamientos del mago Merlín, la búsqueda del Santo Grial, los trágicos amores de Tristán e Isolda.

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Los cuentos:

Al siglo XIV pertenecen los tres mejores escritores de cuentos medievales: el castellano Don Juan Manuel, el inglés G. Chaucer y el italiano Boccaccio, cuya obra inaugura la narrativa del renacimiento italiano. Por esta época se tradujeron, además, un conjunto de cuentos orientales de innegable repercusión en la literatura occidental: Las mil y una noches.

G. Boccaccio escribió una de las colecciones de cuentos más famosa de toda la literatura: El Decamerón. Su título hace referencia al número diez, ya que se trata de diez historias que narran durante diez días un grupo de amigos que se retiran a una casa de campo a las afueras de Florencia mientras se refugian de la peste que asola la ciudad. Uno de ellos propone un tema y cada uno de los amigos debe improvisar una historia que trate ese tema, casi siempre referente al amor, al deseo, al engaño y la lujuria. Tanto por la modernidad en el tratamiento de los temas como por su técnica narrativa de las “cajas chinas” y su estilo es considerada una obra de gran modernidad, precursora de las ideas renacentistas. 

G. Chaucer escribió los Cuentos de Canterbury, que relatan el encuentro en una posada de varios peregrinos que deciden entretener el camino hacia la abadía de Canterbury narrando cuentos. En ellos el autor describe aspectos y costumbres de la época, de manera que la obra constituye uno de los mejores retratos de la Inglaterra de la Edad Media.

Las mil y una noches es el conjunto de cuentos más importante de la literatura árabe. Se formó desde el siglo XI por acumulación de relatos orales de diversa procedencia que se trasladó a la escritura en el siglo XV. Todos estos relatos se engarzan en un sencillo hilo argumental: el rey Schahriar, ofendido por la infidelidad de su esposa, decide vengarse castigando a toras las mujeres; de manera que cada noche le entregan una doncella que manda matar a la mañana siguiente. Cuando le toca el turno a Shehrezade ésta logra despertar su interés contándole un cuento que interrumpe al amanecer, por lo que el rey debe aplazar cada día su ejecución. Después de mil y una noches de relatos, el rey decide perdonarle la vida y hacerla su esposa. En la obra es frecuente la introducción de unas historias en otras mediante continuos encadenamientos de narradores que dan pie a la aparición de relatos de diversos géneros y variada temática, pero en los que siempre triunfan la virtud, el amor, la bondad, la generosidad y el trabajo. Algunos de esos relatos han alcanzado la popularidad de Alí baba y los 40 ladrones, Simbad el marino, Aladino y la lámpara maravillosa...


“La mamá de los cuentacuentos”  por Eduardo Galeano

Por vengarse de una, que lo había traicionado, el rey degollaba a todas. En el crepúsculo se casaba y al amanecer enviudaba. Una tras otra, las vírgenes perdían la virginidad y la cabeza. Sherezade fue la única que sobrevivió a la primera noche, y después siguió cambiando un cuento por cada nuevo día de vida. Esas historias, por ella escuchadas, leídas o imaginadas, la salvaban de la decapitación. Las decía en voz baja, en la penumbra del dormitorio, sin más luz que la luna. Diciéndolas sentía placer, y lo daba, pero tenía mucho cuidado. A veces, en pleno relato, sentía que el rey le estaba estudiando el pescuezo. Si el rey se aburría, estaba perdida. Del miedo de  morir nació la maestría de narrar.

2.2 Poesía 

En la Edad Media se cultivó un tipo de poesía que no narraba hazañas de héroes, sino que expresaba sentimientos personales de tristeza, desamor o soledad… Eran canciones breves que se acompañaban de instrumentos musicales y que gustaban tanto al pueblo como a los cortesanos; precisamente, dependiendo del público se distinguen dos tipos: lírica popular o tradicional de transmisión oral y autores anónimos, como las jarchas mozárabes o cantigas gallego portuguesas de la literatura española, y la lírica culta, conservada mediante la escritura y compuesta por autores concretos. Dentro de esta tenemos la poesía provenzal francesa y el dulce estilo nuevo  italiano.

La poesía provenzal surge en las cortes del sureste de Francia y es llamada también poesía trovadoresca, porque eran estos autores cultos los que componían tanto la letra como la música. De toda la poesía trovadoresca destaca la amorosa, en la que se desarrolla el tópico del amor cortés, mediante el cual el trovador dirige su canción de amor a una dama noble y casada a quien se ofrece como vasallo o siervo de su amor y a la que alude incluso con apelativos masculinos como “mi señor” o “mi dueño”… 

Dulce estilo nuevo, fue Dante quien bautizó con este nombre a la escuela poética italiana del siglo XIII que aplica al amor no el esquema feudal de la poesía trovadoresca (dama = señor y enamorado = vasallo) sino las ideas filosóficas de la época, según las cuales, la mujer es la intercesora entre Dios y los hombres, el amor ya no es un pecado sino una manera de acercarse más a Dios, de ahí que a la mujer se le califique como “ángel” o “estrella”. El rostro y en especial la mirada de la amada son las partes más cantadas en los poemas porque reflejan el alma y la espiritualidad de la mujer. Se utilizan los versos endecasílabos en nuevas estrofas, entre las que destaca el soneto. La influencia de esta escuela fue enorme: en ella se incluye al mayor poeta italiano de todos los tiempos: Dante, enamorado de Beatriz, y de él arrancó Petrarca, maestro de renacentistas españoles. 

Búsqueda de la descripción de la Divina comedia del infierno, purgatorio y paraíso.

Relación con “El jardín de las delicias” de El Bosco. 

2.3 Teatro 

El teatro medieval es eminentemente religioso: desde principios del siglo XI en los oficios religiosos de Semana Santa y Navidad, empezaron a introducirse breves diálogos en latín entre el sacerdote y los feligreses. En el siglo siguiente las representaciones se trasladaron a la plaza pública y se ampliaron los temas. Tres géneros teatrales triunfan en la Edad Media: los misterios, que eran representaciones de fragmentos sacados de la Biblia o vida de santos,  los milagros, que representaban leyendas piadosas sobre pecadores salvados del infierno por intercesión de la Virgen –destaca el Milagro de Teófilo, que recrea el tema universal del hombre que vende su alma al diablo- y en especial, las danzas de la muerte.

Las Danzas de la muerte o danzas macabras nacen en Francia en el siglo XIV, y en ellas un personaje vestido de calavera con guadaña que representa a la muerte, danza en medio de un corro de personas disfrazadas de personajes que reflejan las distintas grupos sociales: rey y mendigo, joven y anciano, religioso y soldado, doncella o casada… de manera que la muerte elige e invita a cada uno a danzar con ella de forma grotesca en el centro. La simbología de esta representación es destacar el poder igualatorio de la muerte, que no distingue grupos ni clases sociales, sino que trata a todos con el mismo rasero. (Danzas macabras de Saint-Saens.)


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