Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel:
Las malas compañías: Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre /y no desdeñes las enseñanzas de tu madre. / Hijo mío, si los malos pretenden seducirte,/ no consientas; si te dicen: “Ven con nosotros / pongamos acechanzas para derramar sangre, / tendamos sinrazón lazos contra el puro”, no te vayas con ellos, hijo mío, / ten tus pies muy lejos de sus sendas; porque corren sus pies al mal/ y se apresuran a derramar sangre.
El borracho: No mires el vino cuando rojea /y espumea en el vaso; /entra suavemente, pero al final muerde como sierpe /y pica como áspid; /tus ojos verán cosas extrañas/ hablarás sin concierto; te parecerá estar acostado en medio del mar /y estar durmiendo en la punta del mástil.
El prójimo: no niegues un beneficio al que lo necesita, /siempre que en tu poder esté el hacérselo; no le digas al otro: “vete y vuelve, mañana te lo daré”, si es que lo tienes a mano. No trames mal alguno contra tu prójimo mientras confía en ti. No riñas con nadie sinrazón si no te han hecho agravio. / No envidies al violento, ni elijas sus caminos.
La pereza: Mira la hormiga, mira sus caminos y hazte sabio. / No tiene jefe, inspector ni amo. Y se prepara en el verano su mantenimiento para el invierno./ Mira la abeja y aprende cómo trabaja/ produce rica miel que reyes quieren para sí/ y siendo pequeña y débil es estimada.
"Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos; y abriendo su boca les enseñaba diciendo:
- Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
- Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
- Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
- Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
- Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
- Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el Cielo: de la misma manera persiguieron a los profetas que os precedieron"(Mt)
Mujeres en la Biblia
Las mujeres en la Biblia son esposas, madres e hijas, vencedoras y víctimas, mujeres que cambiaron el curso de los acontecimientos históricos y también mujeres que son impotentes para afectar incluso sus propios destinos.
Las sociedades del Antiguo Oriente Próximo se han descrito tradicionalmente como patriarcales, y la Biblia como un documento escrito por hombres de una época en la que hombres y mujeres desempeñaban roles muy diferentes en la sociedad.123 Las leyes matrimoniales en la Biblia favorecían a los hombres, al igual que las leyes de herencia, y las mujeres vivían bajo estrictas leyes de conducta sexual, siendo el adulterio un delito punible con la lapidación. Una mujer en los tiempos bíblicos antiguos siempre estaba sujeta a estrictas leyes de pureza, tanto rituales como morales. Los estudios recientes aceptan el patriarcado, pero también abogan por la heterarquía; la heterarquía reconoce que pueden existir al mismo tiempo diferentes estructuras de poder entre las personas, y que cada estructura de poder tiene sus propios arreglos jerárquicos puntuales.1 El dominio masculino era real, pero a la vez fragmentario, y las mujeres tenían sus propias esferas de influencia en las que estaban a cargo, incluso cuando ellas estaban bajo la autoridad de un hombre.1 : 27
La mayoría de las mujeres en la Biblia no son mencionadas por su nombre propio, y las mujeres que si son nombradas representan solo del 5,5 al 8% de todos los personajes que se nombran en la Biblia. Las mujeres generalmente no se encuentran al frente de la vida pública en la Biblia, y aquellas cuyos nombres se mencionan suelen ser notables por razones fuera de lo común. Por ejemplo, a menudo están involucrados en el derrocamiento de las estructuras de poder humano en un dispositivo literario bíblico común llamado ''reversión''. Abigail y Ester, y Yael, quien clavó una estaca en la sien del comandante enemigo mientras dormía, son algunos ejemplos de mujeres que consiguieron superponerse a los hombres con poder. Las matriarcas fundadoras se mencionan por su nombre,4 al igual que algunas profetisas, juezas, heroínas y reinas, mientras que la mujer común es en gran parte, aunque no completamente, invisible. Se cuenta la historia de la esclava Agar, así como la historia de la prostituta Raab, entre algunas otras.
El Nuevo Testamento nombra a varias mujeres en el círculo íntimo de Jesús, y los eruditos consideran que él, a nivel general, trataba a las mujeres con respeto. El Nuevo Testamento también nombra mujeres en posiciones de liderazgo en la iglesia primitiva. Las opiniones sobre las mujeres en la Biblia han cambiado a lo largo de la historia y esos cambios se reflejan en el arte y la cultura. Existen controversias dentro de la iglesia cristiana contemporánea con respecto a las mujeres y su papel en la iglesia.
Sexo, matrimonio y familia.
Judith Hauptman, erudita
talmúdica, dice que el matrimonio y el derecho familiar en la Biblia favorecían
a los hombres sobre las mujeres. Por ejemplo, un esposo puede divorciarse de su
mujer si así lo desea, pero una esposa no puede divorciarse de su esposo sin
antes tener su consentimiento. La ley decía que una mujer no podía hacer un
voto vinculante sin el consentimiento expreso de su autoridad masculina, por lo
tanto no podía casarse legalmente sin la aprobación masculina. En el caso del matrimonio
por levirato, este se aplicaba única y exclusivamente a las viudas de
maridos fallecidos sin hijos, nunca a los viudos de esposas fallecidas sin
hijos; aunque, si él o ella no consintieron en el matrimonio, en su lugar se
realizaba una ceremonia diferente llamada chalitza; esto implica que la viuda
le quita el zapato a su cuñado, escupe frente a él y proclama: ''¡Esto es lo
que le pasa a aquel que no construye la casa de su hermano!''.43
: 163 Todas las leyes relativas a la pérdida de la virginidad
femenina no poseían equivalente masculino. Las mujeres en tiempos bíblicos eran
dependientes, económicamente hablando, de los hombres. Las mujeres solo tenían
derecho a poseer una propiedad conjunta con sus maridos, excepto que se diera
el caso de heredar las tierras de un padre que no tuviera hijos varones.
Incluso ''en aquellos raros casos, era necesario que las mujeres se volvieran a
casar dentro de la propia tribu para no reducir sus tenencias de tierra''.43
: 171 La propiedad siempre era transferida a través de los
descendientes masculinos y las mujeres no tenían el derecho a la herencia a
menos que no hubiera herederos varones disponibles (Números 27:1-11; 36:1-12).37
: 3 Estas y otras diferencias basadas en el género que se hayan en
la Torá dan a entender que las mujeres eran vistas como subordinadas para con
los hombres; aunque, también sugieren que la sociedad bíblica consideraban la
continuidad, la propiedad y la unidad familiar como algo sagrado e
imprescindible, que debía ser preservado.43
El filósofo Michael Berger dice que la familia rural
era la espina dorsal de la sociedad bíblica. Las mujeres hacían tareas tan
importantes como las que hacían los hombres, administraban sus hogares y
poseían plena igualdad en el día a día, pero todas las decisiones públicas las
tomaban los hombres. Los varones tenían obligaciones específicas que debían
cumplir con sus esposas, incluido el proveer prendas de vestir, alimentos y
relaciones sexuales.45
El antiguo Israel era una frontera y la vida era ''dura''. Todos eran
''pequeños propietarios'' y tenían que trabajar sin descanso para sobrevivir.
Un gran porcentaje de niños morían a una muy temprana edad y los que
sobrevivían aprendían a compartir las cargas y responsabilidades de la vida
familiar mientras crecían. El ambiente marginal requería una estructura de
autoridad estricta y sólida: los padres no solo tenían que ser honrados sino
desafiados. Los niños ingobernables, especialmente los jóvenes adultos, tenían
que ser mantenidos a raya en todo momento o sencillamente ser eliminados. El
respeto a los fallecidos era obligatorio y las barreras sexuales se trazaban
rígidamente. Se esperaba la virginidad como norma, que el adulterio siempre era
el peor de los crímenes, al punto que las sospechas de adulterio conducía al
juicio por ordalía.46
: 1, 2 El adulterio se definió de manera diferente para los hombres
que para las mujeres: una mujer era adúltera si tenía relaciones sexuales fuera
del matrimonio, pero si un hombre, ya casado, tenía relaciones sexuales
extramaritales con una mujer soltera, una concubina suya o una prostituta, no
se consideraba que este fuera un adultero.37
: 3 Las mujeres eran vistas como una ''propiedad de su dueño''.12
: 20, 21 Una mujer siempre se veía bajo la autoridad de un hombre:
Ya sea su padre, sus hermanos, su esposo y, como estas nunca heredaban,
eventualmente su hijo mayor.46
: 1, 2 Estaba sujeta a estrictas leyes de pureza, tanto rituales
como morales, y el sexo no conforme (homosexualidad, bestialidad, travestismo y
masturbación) era fuertemente castigado. La protección estricta del vínculo
matrimonial y sobre todo la lealtad a los familiares de sangre era muy fuerte.46
: 20
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